Fanny Ortiz Rivero de 25 años originaria del Municipio de San Ramón, es una mujer que se caracteriza por lograr adaptarse a los cambios, trabajadora y con la actitud de hacer cambios en su entorno familiar sobre todo en la forma de crianza.
Fanny viene de una familia compuesta por 12 hermanos, 5 mujeres y 7 hombres. Su entorno familiar se ha caracterizado por una crianza con responsabilidades, sin embargo, por razones de trabajo y necesidad han tenido que migrar algunos miembros de su familia.
Actualmente tiene 2 hijos, Lucas de 6 años y Aniset de 3 años, pero debido a la necesidad de trabajo tuvieron que migrar al municipio de Concepción: “al principio me fue difícil, sin embargo, ya me he acostumbrado y por temas de necesidad de la pandemia también he tenido que buscar trabajo”.
Ella trabaja como personal de limpieza de la Unidad Educativa del nivel inicial de su hijo, así también, su esposo Nicolás es el encargado de una granja de la comunidad Altamira. Fanny ha participado con los talleres del proyecto: “Espacios Integrales de Aprendizaje” y encontró en este espacio, un lugar para intercambio de experiencias y mejorar la crianza de sus hijos: “Cuando uno va por primera vez a un taller uno no sabe a qué está yendo, porque nosotros no tuvimos antes esas experiencias, pero realmente son momentos en los que hasta entre los padres de familia nos hemos ido apoyando”.
En los talleres se imparten diferentes temáticas que ayuden a los padres a estimular a sus hijos menores de 6 años, además de brindarles materiales y herramientas que le permitan poner en práctica los conocimientos adquiridos: “realmente me parece muy útil la información que tiene la guía de padres, es un libro muy práctico porque se entiende y comprende muy fácil, me gustan los ejemplos en imágenes. Sobre los talleres recuerdo la importancia de la buena nutrición, los hábitos de higiene y como elaborar nuestra pileta casera, con ese material pudimos enseñar a nuestros niños a lavarse las manos. El kit de higiene bucal nos ayudó a aprender los pasos correctos y apoyar a nuestros niños a crear esos hábitos. También, la experiencia que nunca, pero nunca me voy a olvidar es la actividad de realizar mi primer libro de familia. Un día llegó mi hijo y me explicó la actividad al igual que usted nos decía que es importante participar como familia y apoyar a mi niño, fue una experiencia única y más cuando participamos como familia, porque antes cuando era niña jamás vivimos esa experiencia con mis padres y hermanos, pienso que estas actividades les motivan más para aprender y como familia a unirnos para apoyarles más a nuestros hijos”.
Para Fanny, los talleres no solo le han permitido conocer más sobre crianza, sino también que le ayudar a acercarse como familia en la forma de educar y de unir esfuerzos con su esposo para impartir una crianza sin violencia: “para mi niño han sido lindas experiencias, donde a mi como madre me ha hecho también aprender para poder compartirle a mi niño más información que le ayuden más a aprender y comprender las dudas que él ha ido teniendo. El tema de crianza de nuestros hijos me ha hecho reflexionar y recordar cómo era cuando yo fui niña y como mis padres nos criaron a mí y mis hermanos, yo tuve la experiencia de recibir un buen castigo que hasta ahora recuerdo que me dolió mucho. Pero ahora pienso que para educar a nuestros hijos ya no solo puedes enseñarle con el castigo, yo he reflexionado y comparto con lo que ustedes nos han hecho pensar, por ejemplo, ahora más que nunca aplico el diálogo, comunicarme más con mis niños, hablamos más con ellos, si bien a los papás los hijos respetan y obedecen, pero como madre no quiero que mis niños nos respeten por miedo al castigo, sino más bien que aprendan hábitos y buenos comportamientos”.
Su hijo Lucas, gracias a la metodología de los laboratorios infantiles, ya no tiene miedo a la oscuridad, ya que aprendió a descubrirla y no temerle: “una experiencia que le ayudó a mi niño son los laboratorios infantiles, eso le permitió perder un poco el miedo a la oscuridad. Participé en apoyar el tema del día y la noche, el mundo marino, y cuando por fin ellos entraron me fui dando cuenta que vivieron una experiencia única, Lucas entró al día y luego a la noche con su linterna, lupa y me dijo que ya conoce los animales que aparecen en la noche, mi niño decía ahora ya sé que hay en la noche y ya no me da miedo”.
El proyecto ha incidido en la vida de Fanny y su familia, no solo en la crianza, sino también en motivarlos a desarrollarse y seguir creciendo juntos: “Primeramente, agradecerle por tanta enseñanza que han compartido a nuestros niños, mil veces agradecerles por aparecer en el momento que más necesitamos, no solamente enseñaron a nuestros hijos sino también, a las madres y padres de cómo podemos apoyar a nuestros hijos, realmente toda la experiencia con el proyecto ha sido muy importante, ojalá continúen apoyando a más niños y padres de familia de nuestro municipio, porque tenemos mucha necesidad de esta experiencia que tuvimos. Nuevamente muchas gracias”.